La joyería es sinónimo del buen hacer artesano y como no podía ser de otra manera, Córdoba ha sido cuna de grandes manos que han moldeado y creado numerosas piezas únicas e irrepetibles.
Los siglos de historia y tradición del sector joyero avalan la calidad de sus productos. Sus inicios se remontan a siglos antes de Cristo, cuando las minas de Cerro Muriano y Sierra Morena eran explotadas y formaban parte de importantes rutas comerciales.
Por eso, la prosperidad de la ciudad de Córdoba siempre ha estado unido y relacionado con la densidad mineral, por los importantes y numerosos depósitos de sulfuros metálicos de plomo, plata y cobre. Esta riqueza ha propiciado el diseño de piezas de adorno personal y mobiliario a lo largo de la historia. Desde brazaletes de piedra de la Prehistoria, pasando por la orfebrería celtíbera del S.II a.C. a producciones romanas de adornos personales. Si llegamos a la época musulmana, pasamos al trabajo del oro como principal actividad. También se introducen nuevas técnicas como la filigrana y el granulado.
Además, el gremio de plateros estaba conformado por patronos. Eran artistas que trabajaban con el oro y la plata, sabían química, dibujo, y sus creaciones requerían a veces conocimientos de matemáticas o arquitectura. El gremio ejercía un fuerte control entre sus miembros para mantener el prestigio y reconocimiento de la organización. Por eso, el nivel de hacer joyas siempre ha sido alto y ha llegado a convertirse en todo un referente.
A día de hoy, Córdoba es la cuarta potencia europea en producción de joyas y reconocida por su tradición y saber en el arte de las joyas. Por eso, desde Orgreen recopilamos lo mejor de la historia, la tradición y la cultura en una empresa familiar que lleva trabajando el oro desde hace mucho tiempo, entregándonos experiencia y sabiduría en el sector cordobés y mundial.