El oro tradicionalmente se ha relacionado con el amarillo por ser su color más puro pero el oro puede tener variaciones de color por sus alineaciones con otros metales. ¡Comenzamos!
En joyería, el oro puro o de 24 quilates no se utiliza por ser demasiado blando, por lo que es difícil de trabajar y moldear a nuestro gusto. Esa es la razón por la que normalmente, el oro se mezcla con otros metales para obtener una aleación más fuerte y duradera, y dependiendo del metal y la proporción con el que se mezcle, se obtiene un color u otro. Es por tanto la proporción de oro puro que se utilice la que define la ley y el metal con el que se mezcla el que define el color final de la aleación.
El oro amarillo tiene una composición de oro de 18 quillates, 14 o incluso, 8 mezclando con 125 gramos de plata y 125 gramos de cobre. Siempre hay que tener en cuenta que cuanto más quilates, más cantidad de oro y por tanto, un color amarillo más puro con más brillo.
Si lo que buscamos es un color rojo, necesitaremos unos 250 gramos de cobre. Si por otro lado, apostamos por un rosa, estaremos ante una alienación de 50 gramos de plata fina y 250 gramos de cobre. Otro color que podemos conseguir mezclando el oro es el blanco; 150 gramos de paladio y unos 100 de plata fina.
Otro de los colores que cada vez vemos más en joyería es el oro gris con 150 gramos de níquel y 100 de cobre. Al igual que el verde gracias a 250 gramos de plata. Colores que tradicionalmente no se han visto mucho pero que están siendo un nuevo campo por descubrir por su originalidad.
Por tanto en función de la aleación utilizada con el oro podemos hacer joyas con muy diferentes tipos de oro ampliando en gran medida la variedad de modelos y ofrecer diseños de joyas completamente diferentes a los cliente. Las opciones son infinitas si combinamos colores de oro con piedras preciosas o semipreciosas. Por eso, desde Orgreen apostamos por diseñar joyas personalizadas, resaltando el carácter de la persona que lleva esa joya, su joya.